Cuando la conoces, te das cuenta que detrás de la nadadora de natación sincronizada hay una mujer inquieta, preocupada por lo que está pasando en el mundo y con un decálogo de intenciones para intentar mejorar el universo. Andrea Fuentes nos recibió en su casa con esta naturalidad que la acompaña siempre y, sobre todo, con el orgullo de poder mostrar su huerto ecológico “un sueño que tenía de niña y que he hecho realidad”, confiesa.
Y si de niña tenía este `extraño¿ sueño seguramente era porque “mis padres vienen de `hippilandia¿ y me educaron en un ambiente muy hippy, donde no hay cosas prohibidas. La gente flipa, pero a mí me gusta, me lo paso bien”. Sin embargo, optó por un deporte que nada tiene que ver con el mundo en el que se crió. Andrea explica que la sincro le llegó a través de Anna Tarrés: “Vino a mi colegio y nos pasó un vídeo de sincronizada de Barcelona 92. Yo no sabía ni lo que era, pero me gustaba nadar y bailar y con mi hermana Tina y mi amiga Cora decidimos probarlo”. Y queda claro que le gustó. A los 13 años ya estaba en la Blume y es en ese momento “donde tomas la decisión de seguir este camino”.
Y casi sin darse cuenta la natación sincronizada pasó a un primer plano: “Ahora mismo es mi vida. Menos dormir, dedico toda mi vida a ella. Sé que me queda relativamente poco y que no me jubilaré a los 60 años, así que lo quiero aprovechar”, explica Andrea, que cuando se entrena, vive una vida espartana levantándose a las 6.30 “para desayunar tranquilamente. No me gusta ir con prisas”, a las 8 llega al CAR y entrena en el gimnasio. A las 11 se va al agua hasta las 14.00. Comida, descanso y a las 16.00 al agua de nuevo “hasta la hora equis, porque la Tarrés nunca tiene hora de acabar”. Llega a casa derrotada, cena, estudia un poco, estiramientos, visualización del vídeo del entreno, se apunta las correcciones y a dormir... uff.
Tiene razón Anna Tarrés, a quien considera “mi guía, mi chamán”, cuando dice que no entiende qué hacen las rusas para ser tan buenas. Pero Andrea, que ha coincidido con Itchenko y compañía en Shanghai, lo ha descubierto: “Ellas entrenan de ocho a tres y de seis a diez. Ahora lo tengo claro. ¡Entrenan 11 horas al día! Te juro que no entiendo cómo lo hacen”, relata la tarraconense quien añade entre risas: “Claro que yo el fin de semana cuido mi huerto y salgo con mis amigos y ellas no”.
Pero no esconde que actualmente su objetivo es “ganar a las rusas” y ello condicionará su futuro: “Tengo claro que disputaré los Juegos de Londres y el Mundial de Barcelona. Pero no sé si en aquel momento podré hacer algo más. La verdad es que quiero ganar la medalla de oro antes de irme y no sé cuándo será”, relata la nadadora, que regresó del Mundial con cinco medallas de bronce y una de plata. “Ya investigaré cómo, pero la conseguiré. Me da igual si es en dúo, equipo o solo, pero quiero ganar a las rusas alguna vez en la vida”, advierte.
Y cuando lo consiga se marchará y vivirá una vida muy diferente. Andrea está muy sensibilizada con la conservación de la naturaleza y su sueño es “ayudar a salvarla de nuestra maldad”. Ha empezado por su huerto: “Me gusta mucho poder producir mis propias cosas y no contribuir en toda la masacre que se le está haciendo a la naturaleza”, y su deseo es “viajar y ver cómo es el mundo real. Esta burbuja en la que vivimos no es auténtica. Sé que mi camino está hacia el mundo ecológico, pero todavía no sé cómo. Quería ser bombera, pero no tengo claro que sea suficientemente útil”. Lo que sí sabe es que “quiero tener un sentido en la vida, no simplemente fichar en una oficina. Necesito motivación. Lo conseguiré, pero aún no sé cómo. Veré la señal algún día. Me iluminaré”. Seguro que sí. A sus 28 años, Andrea tiene una fuerza interior que la llevará donde ella mande. Consigue lo que se propone en el agua y lo conseguirá también en la tierra.
Fuente;http://www.sport.es/es/noticias/mas-deportes/20110803/andrea-fuentes-sirena-hortelana/print-1103846.shtml
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