Para hacer eso, las nadadoras sincronizados necesitan fuerza física, flexibilidad y un sistema cardiovascular bien entrenado aerobica y anaerobicamente, dice Tammy Cleland-McGregor, miembro del equipo de los Estados Unidos en el año 2000 y medallista de oro en los Juegos de 1996. Ellos también deben una presencia fuerte en escena.
Para los Juegos de Sydney, el equipo de los Estados Unidos entrenó seis dias a la semana, usualmente de 7:00 a.m. hasta las 4:00 p.m.
Tres veces a la semana, los nadadores hacían entrenamiento pliometrico con pelotas de ocho a 15 libras de peso para ganar fuerza.
Ellas realizaron flexiones, sentadillas y ejercicios de salto para ganar resistencia en el agua.
El equipo también bailó dos veces por semana para trabajar en su movimiento corporal, expresion facial y flexibilidad, e hicieron gimnasia dos veces a la semana para la flexibilidad.
Para ayudarlos con sus habilidades actorales, los nadadores trabajaron con un mimo, una vez a la semana.
La visualizacion tambien jugó un papel importante en su entrenamiento. Con regularidad, el equipo se visualizaba así mismo en la competencia, imaginando el color del agua y el azulejo en el piso.
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