Terminado el europeo de natación, toca hacer balance. El equipo español de natación sincronizada ha destacado, por los buenos resultados obtenidos, por encima del resto de las especialidades con representación española.
Lejos de allí pero muy relacionada con este mundo, Sylivia Hernández Mendizábal es la entrenadora del equipo suizo junior de natación sincronizada. Ella sabe lo que hay detrás de un ejercicio o de una nadadora, por eso en rtve.es hemos charlado con ella y tenido la oportunidad de descubrir que no es oro todo lo que reluce en el mundo de la sincronizada.
La influencia ejercida por la gran figura de Gemma Mengüal ha resultado clave en el desarrollo y popularización de esta disciplina en nuestro país donde "en estos momentos hay listas de espera en todas y cada una de las ciudades y pueblos de nuestra geografía. Todas las niñas quieren hacer 'sincro'" nos dice.
Pero se encuentran con dos problemas, "primero, no hay entrenadoras y segundo, en los clubes ya formados con entrenadoras expertas no se aceptan niñas mayores de siete u ocho años, ya que, es necesario comenzar muy joven para adquirir las técnicas necesarias por lo que estos clubes están centrados en la alta competición, aunque afortunadamente se está comenzando a abrir escuelas".
Hablando de natación sincronizada es obligatorio hablar de disciplina, constancia, esfuerzo y sacrificio, ya que, detrás de las coreografías que vemos en televisión ejecutar con total naturalidad y sin apenas esfuerzo hay un volumen de trabajo ingente, que en la mayoría de los casos queda sin reconocimiento, "Crear una coreografía lleva mucho tiempo para una entrenadora, podríamos hablar de un año para que la coreografía quede perfecta y adecuada a las nadadoras".
El caso de las jóvenes de categoría junior es especialmente delicado, ya que, muchas de ellas sacrifican una parte muy importante de su infancia y adolescencia, debido a lo absorbente de este deporte, y finalmente no consiguen alcanzar sus objetivos. Se torna, por tanto, un deporte exigente y, en muchos casos, ingrato.
Muchas de estas niñas trabajan "tres horas y media diarias después del 'cole' y por supuesto los sábados unas tres o cuatro horas incluyendo ballet"; y las concentraciones con los equipos nacionales son aún más exigentes "pueden suponer tres o cuatro semanas de 10 horas diarias de entreno para preparar un campeonato del mundo o europeo."
Finalmente, tan sólo una minoría exigua de las nadadoras consigue brillar y tener cierto reconocimiento público y unos ingresos económicos acordes a su trabajo.
Las votaciones
Otra de las cuestiones que acompaña a este deporte y que en el europeo de Budapest ha vuelto a ser actualidad es el polémico tema de las votaciones. Existe la creencia popularizada de que las votaciones no siempre se ajustan con objetividad a los ejercicios realizados y que algunos países obtienen, en ocasiones, mayor nota de la merecida.
Concretamente, las nadadoras rusas han sido objeto de controversia, no por su calidad, que nunca se ha puesto en duda sino por recibir unas votaciones excesivamente generosas, "Los jueces temen equivocarse, por lo que no varían mucho los resultados de un año para otro. Incluso con las nuevas votaciones, no expuestas, no se ha conseguido acabar con esta disfunción, ni a nivel nacional ni internacional".
La némesis de España
El gran rival de España en estos campeonatos de Europa ha sido el equipo ruso. La rivalidad entre rusas y españolas viene de lejos y no es el primer campeonato en el que ambos equipos luchan por la supremacía en este deporte. Juegos Olímpicos, mundiales y europeos son testigo de esta rivalidad que promete nuevos enfrentamientos en el futuro.
No obstante, y sin tener en cuenta la cuestión de las votaciones, parece que las rusas cuentan una serie de particularidades que las hacen ser, hoy por hoy, la mayor potencia mundial.
No se trata de un único factor lo que las hace ser tan fuertes en esta disciplina, sino de varios elementos de distinta naturaleza que combinados las hace prácticamente imbatibles. Las nadadoras rusas "Tienen una base de ballet que supera con creces a la del resto de países, las niñas allí trabajan duro la técnica mientras que en España se limitan a bailar en el agua".
A esto habría que sumarle condicionantes de carácter sociológico; en Rusia el deporte es una cuestión de orgullo patrio y un medio para salir de la pobreza por lo que la dureza de los entrenamientos es, en ocasiones, contraria a los valores del deporte.
Un último factor, fisionómico, explica en parte la calidad de las atletas rusas en esta disciplina, "Su cuerpo es perfecto y tienen mucho donde elegir, piernas delgadas y largas, interminables, ayudan en un deporte basado básicamente en la estética y plasticidad".
Por Antonio Casado.
para RTVE.es
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