Nuestras siguientes protagonistas se conocieron de jóvenes, se perdieron la pista, pero se reencontraron hace unos años para practicar su deporte favorito, la natación sincronizada. Rosa María y Cristina, pasados los 70, se sienten como pez en el agua y nos demuestran que no hay edad ni excusa posible a la hora de decidirse a practicar el deporte que uno ama.
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