¿Ha ido a ver a Nil, el hijo de Gemma Mengual?
Sí, estuve al día después de nacer. Está precioso y ella, contentísima. Dice que no hay nada comparable a ser madre, ni las medallas.
¿Eso significa que lo deja?
No lo sé, ella lo decide. Pese a estar embarazada, no dejó de entrenarse. Quizás puede empezar en tres o cuatro meses y podría llegar al Mundial de Shanghai (julio 2011). Pero aún no lo tiene claro.
¿Y qué pasará con usted si Gemma vuelve?
Yo sabía que lo de ser solista era una sustitución. Quiero aprovecharlo al máximo. No es una prueba olímpica, lo realmente importante es el dúo y el equipo.
¿Adelgazan en las competiciones?
Sí, unos dos kilos. Aunque no deberíamos. El desgaste es brutal, por eso hay tan pocas competiciones al año. Aumentamos nuestra alimentación para ganar fuerza, pero por el contrario podemos perder flexibilidad. Es complejo.
¿En qué piensan o qué ven mientras compiten?
Nos fijamos en todo. En lo que apuntan los jueces o en los gestos de la grada. Nuestros movimientos están automatizados y salen sin pensarlo, aunque a veces hay que estar pendiente de colocarse a la misma altura que tus compañeras o de guardar las distancias. En una competición, hace años, vi un gato en la grada y después, fuera del agua, les dije: '¿Habéis visto al gato?'. Todas lo habían visto. Claro, en es momento, todas estábamos pensando en un gato.
¿Alguna vez le dio miedo el agua?
Miedo, no. Pero en ocasiones me he desmayado por querer aguantar sumergida más tiempo del permitido. Nosotras lo llamamos volverte azul. Entras en una especie de sueño que no sabes si es real lo que te está pasando o no. Hace dos años, por eso, que ya no me sucede.
¿Y no tiene miedo a lo que vendrá cuándo se retire?
No. Ahora estudio sociología. Anna Tarrés nos obliga a estudiar. Tengo claro lo que haré después. Mi misión en la vida es ser bombera. No soporto que se queme un bosque. Sufrí mucho en el año 1994, con los incendios. Un equipo de bomberos es como el deporte: organización, sacrificio, compromiso, confianza y todo por una buena causa. Me hará sentir útil.
¿Los jóvenes deportistas se esfuerzan menos?
Cada vez son más vagos, sí. Tienen ganas de llegar al éxito sin apenas entrenamiento. Pero es culpa de la sociedad que hemos creado. Es la cultura de la playstation. Pero aportan desparpajo y creatividad.
Alberto Martínez | 03/12/2010
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