Baile, aromas, agua, color, yoga y música estimulan a los niños para ayudar a mejorar o a potenciar su desarrollo motriz y muscular.
La hipotonía y la falta de desarrollo en las motricidades fina y gruesa aquejan a un alto porcentaje de pequeños que han tenido falencias en su proceso de desarrollo, generado por factores biológicos, ambientales y/o psicosociales.
Cabe aclarar que si un niño presenta este tipo de dificultad, no quiere decir que tenga alguna enfermedad. Es decir, simplemente tienen una falencia en el progreso de las habilidades motrices. En estos casos, es conveniente identificar el contexto en el que se desempeña el infante para establecer los parámetros de intervención integral.
“La alteración del tono no es un tema aislado, sino que es consecuencia de una dificultad del desarrollo adecuado, el cual se da con la estimulación del medio ambiente. Esto se puede mejorar a través de las terapias alternativas o complementarias para fomentar, ayudar y mejorar los diferentes estímulos”, dice Gladys Galvis, terapeuta ocupacional y especialista en neurorrehabilitación y terapias alternativas.
Terapias alternativas
Se enfocan de manera integral. Por eso, las terapeutas ocupacionales lo utilizan como un medio coadyuvante en la intervención tradicional. Estas potencian la energía en los niños y logran un equilibrio que les ayudan a adaptarse al medio.
A diferencia de otro tipo de terapias, que solamente se centran en la alteración física, “la terapéutica ocupacional y alternativa es integradora y abarca mente, cuerpo, alma y espíritu del niño; facilitando su desempeño en los diferentes contextos, como en el juego, la escolaridad y las actividades diarias”, explica Esther de la Peña, terapeuta ocupacional con estudios en terapias alternativas y directora del programa de Terapia ocupacional de la Universidad Manuela Beltrán.
Terapia acuática
El agua es un elemento que causa una sensación de relajación y protección; por eso, es también recomendada para los niños. Además de ser un espacio que proporciona libertad para moverse y relajar los músculos, es adecuado para desarrollar técnicas deportivas, artísticas y terapéuticas.
“En el agua se pueden hacer miles de movimientos; puedes dar vueltas, moverte para todos los lados. En cambio, en la tierra tienes más riesgos. Al mismo tiempo, es un medio que te cubre, pero a la vez te libera. Digamos que en la tierra tienes al público que te está mirando; en cambio, en el agua no; la gente está como un poco más lejos y uno tiene más libertad de moverse”; sostiene Luana Prato, deportista de nado sincronizado de la Selección Colombia y docente de danza en el agua.
Debido a que el agua es más densa que el aire, el medio acuático contrae los músculos, ayudando a mejorar el tono muscular. Chacón explica que “como tiene una densidad más amplia, entonces lo que hace es aprisionar el músculo para que él desarrolle esa fuerza”.
En este medio se trabajan las mismas actividades que en tierra, pero con los respectivos elementos flotantes (gusanos, tablas, colchonetas). La intervención puede ser individual o grupal. Sin embargo, es importante resaltar que la terapia con otros compañeros favorece la responsabilidad, la socialización, el compromiso y el trabajo en equipo.
No es necesario que el niño sepa nadar, ya que el objetivo no es enseñarles esta acción, sino educarlos para que sientan su cuerpo. Pero sí es fundamental llevar a cabo la terapia con un instructor certificado y con todas las reglas de seguridad exigidas para este espacio.
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