Sólo 55 centésimas

Menos de un punto. Estuvo así de cerca y así de lejos: 55 centésimas de punto. Cosa de los jueces, posiblemente. O seguramente, si le creemos al público. El caso es que México concluyó ayer con una prolongada campaña de meses de trabajo en el equipo de nado sincronizado dirigida a arrebatarle a Brasil la medalla de bronce de los Juegos Panamericanos. No se pudo. Por medio punto.

La actuación, con la música de “Ninja asesino”, fue brillante. Las canadienses hicieron válida su condición de favoritas y se colgaron el oro con 190.388 puntos. Las estadounidenses tuvieron 179.588. Las brasileñas se quedaron con 176.425. Las mexicanas, sólo 175.875.

Las sirenas mexicanas salieron enfundadas en un traje blanco con ilustraciones chinas y una sonrisa que iluminó la piscina. El público, de por sí generoso, se volcó con el “¡México, México!”. Y las chicas dijeron que fue la mejor actuación de su carrera.

“Nadamos con el corazón, dejamos todo en el agua, quedamos satisfechas con nuestro trabajo. Veníamos con la mentalidad de subirnos al podio, pero hay que seguir adelante: vienen más competencias importantes”, indicó, con lágrimas en los ojos, Evelyn Guajardo.

“Fue increíble, hermosa, los saltos que realizaron yo no se los vi a ningún otro equipo”, comentó Andrea Márquez, aficionada.

Al salir de la piscina, los abrazos y sonrisas entre las mexicanas lo decían todo: había sido una gran tarde y lo sabían. Y llegó Brasil. La tapatía Nuria Diosdado mostró su don de líder y reunió al equipo para felicitarlo y animarlo. “No importa nada, lo hicimos muy bien”, se alcanzó a escuchar.

Hasta la zona de calentamiento llegó la noticia. Vino el llanto en pocos segundos, cuando la pizarra mostró la sumatoria final de las dos pruebas, que colocaban a las nuestras en el cuarto sitio, debajo de Canadá, Estados Unidos y Brasil. Y entonces estallaron los silbidos del público: “¡Fraude, fraude!”, reclamaba a los jueces su decisión.

Molestos, los aficionados protestaron en las afueras del inmueble. Gritos de “fraude”, “robo” y “jueces injustos” llenaron la explanada; los asistentes esperaron la salida de las nadadoras mexicanas a quienes, a su paso, felicitaban y animaban.

Al final, las ondinas mexicanas se despidieron con la frente en alto. Se había perdido el bronce; quedaba el cariño del público.

Quedaba, también, la clara resignación profesional de Nuria Diosdado, triste, pero la más experimentada y curtida en estas lides: “La medalla va y viene, te la pueden quitar, pero al final de cuentas lo que importa es lo que se queda en el corazón: dimos nuestro mayor esfuerzo”.

MARCADORES
La puntuación

Canadá 190.388

Estados Unidos 179.588

Brasil 176.425

México 175.875