En la nueva pileta se escenificaron los mágicos movimientos de una sirena que cuenta con un palmarés impresionante. Mengual está de baja maternal y, curiosamente, su última exhibición antes de dar a luz fue en Sestao y Barakaldo. Una de las mejores nadadoras españolas de todos los tiempos reapareció también en Vizcaya, en Amorebieta.
- Curiosa coincidencia, ¿no?
- Recuerdo que estaba embarazada de cuatro meses cuando hice mi última exhibición, en Barakaldo, antes de ser madre. Empecé a tener más barriga y lo dejé. Sí, mi última exhibición fue aquí y he reaparecido aquí. Aún no he empezado a entrenar porque Nil (así se llama su hijo, el nombre del río Nilo en catalán) nació hace tres meses.
- ¿Qué le ha parecido la nueva piscina?
- Es preciosa. Muy bonita. Es casi cuadrada y muy ancha.
- ¿Ha comprobado por el público asistente que hay afición a esta especialidad en el País Vasco?
- Es que aquí veo que hay afición al deporte en general. Pero sí, la natación sincronizada ha ido en aumento en los últimos años y se nota. Es un deporte que gusta, y puede ser un referente si se practica y se hacen bien las cosas. Y aquí en el País Vasco, cuando hacéis algo lo hacéis bien.
- Debe de ser complicado ser tan conocida en el mundo del deporte a pesar de ser ésta una modalidad minoritaria.
- Es un fenómeno extraño, siempre lo digo, que sea tan conocida al practicar un deporte tan minoritario. Puede ser por los resultados que hay detrás, y es lógico. No sabría decir la razón. Pero no me molesta que se considere a este deporte como minoritario. Hay pocas licencias, y no es como el fútbol o el tenis. Además, resulta muy difícil de practicar porque hay escasos sitios para hacerlo bien. Hay pocas entrenadoras preparadas y se necesita una buena infraestructura.
- Pero usted ha logrado llevar este deporte a lo más alto y compite con España frente a las mejores.
- Sí, ya competimos con las rusas. Pero antes lo hacíamos con otras selecciones, porque no éramos un referente mundial. Estábamos sobre el puesto doce hasta que mi generación fue logrando resultados.
- ¿Cuáles son los triunfos que más recuerda?
- Todas las victorias las recuerdo con muchísimo cariño. Pero sobre todo, cada vez que subo por primera vez al podio en alguna competición distinta.
- ¿Cuáles son sus próximos retos?
- No lo tengo muy claro. Lo que me pida el cuerpo. Creo que puedo llegar bien a los Juegos de Londres. Mi vida ha cambiado con mi hijo, pero tengo ilusión.
- ¿Cómo le dio por la natación sincronizada?
- De casualidad. Fue por mi prima, que también la practicaba y a quien vi en una competición. Yo tenía ocho, para nueve años, y desde entonces no he dejado de entrenar.
- ¿Qué consejos daría a las niñas que empiezan?
- Que se lo pasen bien. El deporte hay que hacerlo para disfrutarlo mucho y bien. Y si luego surge que puedes llegar lejos, mejor.
- Es que he pasado más tiempo en el agua que fuera de ella. Entreno las mismas horas que duermo.
- Curiosa coincidencia, ¿no?
- Recuerdo que estaba embarazada de cuatro meses cuando hice mi última exhibición, en Barakaldo, antes de ser madre. Empecé a tener más barriga y lo dejé. Sí, mi última exhibición fue aquí y he reaparecido aquí. Aún no he empezado a entrenar porque Nil (así se llama su hijo, el nombre del río Nilo en catalán) nació hace tres meses.
- ¿Qué le ha parecido la nueva piscina?
- Es preciosa. Muy bonita. Es casi cuadrada y muy ancha.
- ¿Ha comprobado por el público asistente que hay afición a esta especialidad en el País Vasco?
- Es que aquí veo que hay afición al deporte en general. Pero sí, la natación sincronizada ha ido en aumento en los últimos años y se nota. Es un deporte que gusta, y puede ser un referente si se practica y se hacen bien las cosas. Y aquí en el País Vasco, cuando hacéis algo lo hacéis bien.
- Debe de ser complicado ser tan conocida en el mundo del deporte a pesar de ser ésta una modalidad minoritaria.
- Es un fenómeno extraño, siempre lo digo, que sea tan conocida al practicar un deporte tan minoritario. Puede ser por los resultados que hay detrás, y es lógico. No sabría decir la razón. Pero no me molesta que se considere a este deporte como minoritario. Hay pocas licencias, y no es como el fútbol o el tenis. Además, resulta muy difícil de practicar porque hay escasos sitios para hacerlo bien. Hay pocas entrenadoras preparadas y se necesita una buena infraestructura.
- Pero usted ha logrado llevar este deporte a lo más alto y compite con España frente a las mejores.
- Sí, ya competimos con las rusas. Pero antes lo hacíamos con otras selecciones, porque no éramos un referente mundial. Estábamos sobre el puesto doce hasta que mi generación fue logrando resultados.
- ¿Cuáles son los triunfos que más recuerda?
- Todas las victorias las recuerdo con muchísimo cariño. Pero sobre todo, cada vez que subo por primera vez al podio en alguna competición distinta.
- ¿Cuáles son sus próximos retos?
- No lo tengo muy claro. Lo que me pida el cuerpo. Creo que puedo llegar bien a los Juegos de Londres. Mi vida ha cambiado con mi hijo, pero tengo ilusión.
- ¿Cómo le dio por la natación sincronizada?
- De casualidad. Fue por mi prima, que también la practicaba y a quien vi en una competición. Yo tenía ocho, para nueve años, y desde entonces no he dejado de entrenar.
- ¿Qué consejos daría a las niñas que empiezan?
- Que se lo pasen bien. El deporte hay que hacerlo para disfrutarlo mucho y bien. Y si luego surge que puedes llegar lejos, mejor.
- Ha llegado a decir alguna vez que es más pez que persona.
- Es que he pasado más tiempo en el agua que fuera de ella. Entreno las mismas horas que duermo.
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