Un pequeño aparato acoplado a una caja de sonido lleva la voz de Maura Xavier hasta los oídos de 12 chicas sumergidas en las aguas de la piscina olímpica del Parque Acuático Maria Lenk, localizado en la zona oeste de Río de Janeiro. "Uno, dos, tres, cuatro,...". La técnica cuenta el compás de la música mientras las piernas hacen movimientos de ballet en el aire. "Miren la diagonal, alguien está errando la diagonal!", reclama Maura. Las chicas vuelven a la superficie. Corrigen la postura, simulan con las manos el movimiento a ser realizado por las piernas y vuelven a sumergirse.
La rutina de entrenamiento de más de 7 horas diarias tiene algunas metas. La primera es vencer a las rivales mexicanas en el Panamericano de 2011. "Nosotras ya superamos México algunas veces. Pero ahora ellas van a estar en casa", afirma Maura. La medalla de plata no es imposible, aunque las brasileñas tendrían que derrotar a las poderosas norteamericanas y canadienses.
La segunda meta es continuar evolucionando técnicamente. El equipo brasileño sólo iría a Londres 2012 si se produjera una enorme sorpresa. Y eso es porque son sólo nueve las selecciones clasificadas. Cinco de ellas son las campeonas de cada continente. Las cuatro plazas restantes quedan para las demas potencias de lo nado sincronizado. "Ya evolucionamos mucho. En mi época, yo tenía que pagar todo. Hoy tenemos estructura, transporte, una bolsa de atleta", explica la técnica que dejó de competir como atleta en 1987.
Aún necesitan ser hechos algunos ajustes en la coreografía creada con la ayuda de una figura del nado sincronizado, Tatiana Pokrovskaya. La rusa, que ganó el oro olímpico tres veces, pasó una semana en Brasil prestando su ingenio creativo a las niñas. El intercambio forma parte del proyecto para mejorar de nivel. Sin embargo, Maura cree que eso ocurrirá sólo cuando haya un aumento en el número de chicas que practican nado sincronizado en Brasil. "Hoy la hegemonía técnica aún pertenece al eje Río-São Paulo. Es necesario crear una tradición en el deporte. Eso ocurrirá cuando haya masificación", afirma.
Mientras, el objetivo es colocar en orden los brazos y piernas en la piscina del Maria Lenk. Las niñas aprovechan la estructura del parque acuático reservado, por ahora, sólo para ellas. Llegan a las 7, se entrenan hasta las 11, almuerzan en el comedor y duermen en un alojamiento improvisado en el mismo piso de las piscinas. Vuelven al agua desde las 14 hasta las 17.
Esperanza olímpica
Bajo el comando de Maura y de Roberta Perilier, las niñas se esfuerzan para resolver el problema de la diagonal. De pronto, el entrenamiento se detiene: Nayara Figueira recibió un rodillazo acuático en la boca. Ella nada hasta el borde, pide hielo y se recupera. Junto con Lara Teixeira, la atleta es la esperanza olímpica de Brasil. Aunque el equipo no vaya hacia Londres, las dos van a representar a su país en la disciplina de dobles.
Lara Teixeira, 23 años, se juntó con Nayara Figueira, 22 años, después de ganar la medalla de plata en el Panamericano de 2007 acompañada de Caroline Hildebrandt. Lara y Nayara quedaron en el 13º lugar en los Juegos de Beijing. En 2010, obtuvieron el segundo lugar en el Open de Italia, superando a las mexicanas y perdiendo sólo ante las dueñas de casa. "Estamos muy motivadas después de la inédita medalla de plata. Esperamos conquistar más medallas ahora", afirma Lara.
Las dos, que hacen prácticamente todo juntas, dicen tener una óptima relación dentro y fuera de las piscinas. "Eso es muy bueno. No somos hermanas, que es algo común que suceda en el dúo. Entonces no tenemos aquella convivencia de la casa. Aún así, tenemos un buen feeling. Sólo con la mirada ya nos entendemos", cuenta Lara. Según ella, las dos consiguen conciliar los entrenamientos con la vida social. Ambas tienen novio y van a la fiestas. El dúo se entrena la mayor parte del tiempo en São Paulo bajo las orientaciones de la técnica Andrea Curi, en el club Paineiras. Cada 15 días se juntan con la selección para los entrenamientos y en este momento están aprendiendo la nueva coreografía. "No tarda, en dos días ya nos adaptamos", garantiza Nayara.
Otra figura es la solista Giovana Nunes Stephan, 20 años. "Ella tiene muchas cosas a su favor. Es alta, fuerte, explosiva y vigorosa. Necesita ahora trabajar en extensión y flexibilidad", dice Maura sobre la chica que sincroniza movimientos con una canción de Janis Joplin. Giovana comenzó en el nado sincronizado en 1999 y pasó a entrenarse en el Flamengo. Además de trabajar un ritmo especial por ser solista, la chica también tiene la particularidad de estudiar en la facultad de economía. "En las horas libres", explica. "El nado sincronizado es un sueño. Quiero ver si puedo conciliar ambas cosas", afirma Giovana.
El próximo objetivo de las niñas es en el Panamericano de Guadalajara, que se disputará en octubre. Hasta ese entonces, los entrenamientos continuarán siete horas por día, de lunes a sábado. "Y a veces los domingos", resalta Maura.
La rutina de entrenamiento de más de 7 horas diarias tiene algunas metas. La primera es vencer a las rivales mexicanas en el Panamericano de 2011. "Nosotras ya superamos México algunas veces. Pero ahora ellas van a estar en casa", afirma Maura. La medalla de plata no es imposible, aunque las brasileñas tendrían que derrotar a las poderosas norteamericanas y canadienses.
La segunda meta es continuar evolucionando técnicamente. El equipo brasileño sólo iría a Londres 2012 si se produjera una enorme sorpresa. Y eso es porque son sólo nueve las selecciones clasificadas. Cinco de ellas son las campeonas de cada continente. Las cuatro plazas restantes quedan para las demas potencias de lo nado sincronizado. "Ya evolucionamos mucho. En mi época, yo tenía que pagar todo. Hoy tenemos estructura, transporte, una bolsa de atleta", explica la técnica que dejó de competir como atleta en 1987.
Aún necesitan ser hechos algunos ajustes en la coreografía creada con la ayuda de una figura del nado sincronizado, Tatiana Pokrovskaya. La rusa, que ganó el oro olímpico tres veces, pasó una semana en Brasil prestando su ingenio creativo a las niñas. El intercambio forma parte del proyecto para mejorar de nivel. Sin embargo, Maura cree que eso ocurrirá sólo cuando haya un aumento en el número de chicas que practican nado sincronizado en Brasil. "Hoy la hegemonía técnica aún pertenece al eje Río-São Paulo. Es necesario crear una tradición en el deporte. Eso ocurrirá cuando haya masificación", afirma.
Mientras, el objetivo es colocar en orden los brazos y piernas en la piscina del Maria Lenk. Las niñas aprovechan la estructura del parque acuático reservado, por ahora, sólo para ellas. Llegan a las 7, se entrenan hasta las 11, almuerzan en el comedor y duermen en un alojamiento improvisado en el mismo piso de las piscinas. Vuelven al agua desde las 14 hasta las 17.
Esperanza olímpica
Bajo el comando de Maura y de Roberta Perilier, las niñas se esfuerzan para resolver el problema de la diagonal. De pronto, el entrenamiento se detiene: Nayara Figueira recibió un rodillazo acuático en la boca. Ella nada hasta el borde, pide hielo y se recupera. Junto con Lara Teixeira, la atleta es la esperanza olímpica de Brasil. Aunque el equipo no vaya hacia Londres, las dos van a representar a su país en la disciplina de dobles.
Lara Teixeira, 23 años, se juntó con Nayara Figueira, 22 años, después de ganar la medalla de plata en el Panamericano de 2007 acompañada de Caroline Hildebrandt. Lara y Nayara quedaron en el 13º lugar en los Juegos de Beijing. En 2010, obtuvieron el segundo lugar en el Open de Italia, superando a las mexicanas y perdiendo sólo ante las dueñas de casa. "Estamos muy motivadas después de la inédita medalla de plata. Esperamos conquistar más medallas ahora", afirma Lara.
Las dos, que hacen prácticamente todo juntas, dicen tener una óptima relación dentro y fuera de las piscinas. "Eso es muy bueno. No somos hermanas, que es algo común que suceda en el dúo. Entonces no tenemos aquella convivencia de la casa. Aún así, tenemos un buen feeling. Sólo con la mirada ya nos entendemos", cuenta Lara. Según ella, las dos consiguen conciliar los entrenamientos con la vida social. Ambas tienen novio y van a la fiestas. El dúo se entrena la mayor parte del tiempo en São Paulo bajo las orientaciones de la técnica Andrea Curi, en el club Paineiras. Cada 15 días se juntan con la selección para los entrenamientos y en este momento están aprendiendo la nueva coreografía. "No tarda, en dos días ya nos adaptamos", garantiza Nayara.
Otra figura es la solista Giovana Nunes Stephan, 20 años. "Ella tiene muchas cosas a su favor. Es alta, fuerte, explosiva y vigorosa. Necesita ahora trabajar en extensión y flexibilidad", dice Maura sobre la chica que sincroniza movimientos con una canción de Janis Joplin. Giovana comenzó en el nado sincronizado en 1999 y pasó a entrenarse en el Flamengo. Además de trabajar un ritmo especial por ser solista, la chica también tiene la particularidad de estudiar en la facultad de economía. "En las horas libres", explica. "El nado sincronizado es un sueño. Quiero ver si puedo conciliar ambas cosas", afirma Giovana.
El próximo objetivo de las niñas es en el Panamericano de Guadalajara, que se disputará en octubre. Hasta ese entonces, los entrenamientos continuarán siete horas por día, de lunes a sábado. "Y a veces los domingos", resalta Maura.
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